Septiembre es un mes dulce. Tan lleno de proyectos, de reencuentros, de propósitos nuevos… Muchos nunca se llevarán a cabo, pero ¡es tan dulce hacerlos!
Me gusta el lento cambio de la luz del estío que se hace otoñal. El verano se arrastra, perezoso, apurando sus últimos instantes como si no quisiera despedirse, aplazando su postrero estertor.
Septiembre sabe a frutas que se abren, a bodegón de membrillos y de higos,a tardes de tormenta y hojas que amarillean, como si presintiendo su caída, se les fuera el color.
Septiembre es el refugio deseado, apetecido, ansiado, suspirado, de aquellos que sentimos el peso del verano como un plomo mortal que nos aletarga, sumiéndonos en un sopor insufrible y tedioso.
Septiembre despereza las mañanas acortando las tardes, y el equinoccio marca la llegada de la nueva estación. Empieza el ritual de la naturaleza, que sabe a ciencia cierta que debe desprenderse de sus galas y recibir desnuda los fríos vientos del norte.Comprendemos, entonces, que la vida no acaba, que el círculo se cierra indiferente a nuestra feroz lucha contra el tiempo.
Septiembre nos susurra suavemente que es momento de retomar de nuevo la senda abandonada en los cálidos meses.
Y yo me preparo para recibirlo: emocionada, expectante, jubilosa. Como siempre creí que se merece un mes tan denostado por la prensa.
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Dada la cantidad de entradas que se quejan, con razón la mayoría de las veces, de la llegada de septiembre, he querido rescatar este texto que escribí el año pasado porque para mí los años comienzan en septiembre, y es cierto que ,aunque resulte algo infantil ilusionarse, no puedo evitar hacerlo…
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Y por si alguien aún dudara de que septiembre es un mes dulce para mí, aquí os dejo con mi nuevo proyecto:colaborar en Los tiempos modernos. Gracias de nuevo a Alvaro Blanes, a Eugenio Villar y a Marcos Domingo, por la confianza que han depositado en mí.
Pues yo no me quejo de septiembre, entre otras cosas porque quejarse nunca sirve para nada. El nuevo mes es siempre el mejor, ¿no?
Un abrazo en este recién estrenado septiembre, amiga.
Di que sÃ, septiembre es un mes maravilloso. Yo también le dedico mi entrada de hoy. Un beso, Marisa.
Felicidades, Marisa querida. Mi comentario está en «Los tiempos modernos».
Un abrazo.
El gusto es nuestro, Marisa.
Un fuerte abrazo.
Septiembre me sabe a sol decaido y tardes agonizantes. Empieza a tener luz muerta.
Un Saludo
A mà no me disgusta el mes en sÃ, ni su clima, ni su luz a la cola del verano. Pero hay algo en este tránsito que no termino de encajar. Y me temo que cada vez queda menos para poder resolverlo.
Besos, y buena vendimia.
SÃ, en contra de la tónica general, a algunos nos atrae septiembre.
Resulta algo infantil, por supuesto; y, por eso mismo, maravilloso. ¿Algo más hermoso que una niña ilusionada?
Me alegro de estar de nuevo por aquÃ.
Un saludo.
La proximidad del Otoño siempre me ha dado alegrÃa. Es como el retorno a la vida, después de la muerte en la hoguera.
Me gusta, al final de los veranos, ver la pelÃcula de Woody Allen «Septiembre», pero creo que ese Septiembre está más cercano a nuestro Octubre.
Precioso texto, Marisa. Cuando lo publicaste aún no sabÃa lo que era un blog. Además, me identifico plenamente con él.
Un beso.
Pues tienes toda la razón Juan Antonio…a mà además es que me gusta.Son mis principios de año.Bienvenido de nuevo, querido amigo.
Octavio, qué alegrÃa tenerte por aquà de nuevo. Me alegra saber que estás en plena forma.Un beso enorme
Bel, gracias por tu apoyo, vale tanto que no tengo palabras.Abrazos enormes.
Ãlvaro, sabes cuánto te aprecio y cuánto valoro tu ofrecimiento y tu proyecto.Gracias mil.
Edu, esa luz es presagio de la madurez y los dorados de las tardes de octubre que ya se anuncian.Un beso
Pues a mà ya sabes que me gusta la decadente Sonata de otoño…Besos amigo querido
Fernanado, yo también me alegro de que lo estés. SÃ algo de niña y mucho de ilusionada, la verdad.Besazos
Ãngel, bienvenido. Es todo un lujazo tenerte por aquÃ. Estoy totalmente de acuerdo contigo.la pelÃcula que mencionas es una de mis preferidas de Woody Allen, y sà hay septiembres que se disfrazan de octubres.Un abrazo y encantada de tenerte por aquÃ.
Jose Miguel si btú has nacido para esto, el blog y tú hacéis una pareja estupenda…:)Me alegra que te decidieras a abrirlo y poder asà conocerte.Un abrazo
No sé por qué nadie se queja de septiembre, un mes tan bonito. Para mà tiene una significación especial, pues en él nació mi hijo. Besitos, marisa, me alegro de reencontrarme contigo.
Me gusta el mes de septiembre, me gusta el otoño, sus frutos, sus luces, sus colores…, para mà es más el comienzo del año que el propio enero, me uno a ti y lo recibo con alegrÃa.
También me gustan tus fotos otoñales y, por supuesto, tu texto.
Un abrazo muy grande, Marisa.
Para mà también el año comienza en Septiembre pero al terminar los exámenes, porque el curso no termina en Junio sino en las tardes frescas del noveno mes.
Marisa: Gracias por acompañarme con tu escritura.
Gracias a ti Paco, por venir a mis letras.Un abrazo