Ya se acaba el año que nos enfrentó a la verdad y nos recordó el valor de la resistencia y la solidaridad. El año en que los infames fueron más infames y los generosos más generosos. El año en que mi hija salió al campo de batalla y los restos de su adolescencia se hicieron añicos contando pacientes muertos. El año en que no pudimos velar a nuestros muertos. El año en que comprendí a mi abuela y a su generaciòn de resistentes improvisados.Un año para no olvidar. Yo al menos no podré hacerlo.