En torno a la poesía (V)

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A los poetas que tengo la suerte de conocer , y que ya saben que así los considero. Queridos y admirados ( así se lo he hecho saber siempre que he podido), unos más consagrados, otros menos, pero siempre humildes y expectantes,como hay que estar ante la poesía…

Pero ¿qué están hablando esos poetas ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de modista:
que si es desceñida o apretada …
que si la túnica o que si la casaca …
¡Basta ya! La palabra es un ladrillo. ¿Me oísteis? …
¿Me ha oído usted, señor Arcipreste?
Un ladrillo. El ladrillo para levantar la Torre … y la Torre tiene que ser alta … alta …alta …
hasta que no pueda ser más alta.
Hasta que llegue a la última cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo,
el último ladrillo … la última palabra,
para tirárselo a Dios
con la fuerza de la blasfemia o la plegaria …
y romperle la frente … A ver si dentro de su cráneo
está la Luz … o está la Nada.

León Felipe

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Llegados de la nada, provistos de su ego y su vanagloria,creen haber alcanzado la más alta cima de la Poesía. Fatuos, engreídos, prepotentes, enseñan sus libros como quien enseña el fruto prohibido… Han hecho de la poesía un mercado más, un beneficio , una inversión, una marca de superioridad moral. Pero la poesía es otra cosa, y ella lo sabe…Afortunadamente, lo sabe. La poesía es un misterio revelado, un camino, una encrucijada, una tabla para los naufragios, un extrañamiento necesario, una búsqueda, un encuentro y un reencuentro. Como todo buen amante que se precie, se acuestra en nuestra cama , se abraza a nosotros y huye en la madrugada, temerosa del alba y de los estragos de las primeras luces. Quiere ser libre, bajar a las cabañas y subir a los palacios sin nadie que la dirija y la censure. Necesita del ritmo y la palabra, son su latido y su savia. No le basta con unir palabras sonoras sin sentido, necesita la música, el tempo, la vibración interna, necesita un tema que la vertebre y un lenguaje poético que la dé forma. Tiene cuerpo y alma, y son indivisibles. Hay quien siempre la distingue por muy humilde que sea su morada y su aspecto, y quien cree distinguirla cada vez que un discurso aparece fragmentado ( siempre hay quien hace versos a tijeretazos), o es aparentemente incomprensible. «Podrá no haber poetas, pero siempre habra poesía«,¡ ay Bécquer, Bécquer! , el problema es que puede haber muchos poetas pero ni sombra, ni rastro alguno, de la POESÍA.