Dubitare humanum est

Tener dudas es humano, tener sueños, aunque sean racionalmente imposibles, también lo es.

Las dudas nos conducen a un desierto por el que no es sencillo caminar, en cambio los sueños nos elevan a un falso Nirvana, a un cielo inalcanzable e imposible donde, a veces, uno desearía quedarse para siempre.

La duda es más fuerte que los sueños y que la autoconfianza. Se viste con los harapos de nuestros miedos y nos paraliza, bebiéndose nuestro ánimo en tazas pequeñas y a sorbos decisivos. Se empeña en retenernos, en que no caminemos, en que no confiemos en nuestras posibilidades. Cuando la duda viene a visitarnos, nunca lo hace sola. A su lado trae compañeros de viaje como la decepción, el desengaño o la desidia. Y resulta muy dulce abandonarse, no hacer, dejarse llevar y que nada importe demasiado.

 No hay sitio  para los sueños en el yermo desierto de la duda, así que los dejo alejarse y me abandono …

Victoria estival

Vencerá ya el verano, con su lenta pereza, a la siempre inestable primavera… Se sabe tan pleno, tan lleno de promesas, tan jubiloso, que anuncia los placeres de su largo solsticio, ese que hace eternos los días y anheladas las noches, vestido con sus galas de lujuria estival y descanso merecido.
Y le siento llegar, respirando en mi oido su cálido aliento milenario, prometiendo que las horas pasarán lentamente, jugueteando con todos mis sentidos, y despertando todos mis deseos. Yo sé que ha desplegado sus encantos y ahora luce , orgulloso, su merecida victoria pasajera.
Viene hasta mí con su olor a mar y cielo limpio, con sus noches de brisa y su sabor salobre, con las separaciones y los reencuentros, con los lugares nuevos y los ya conocidos, con el verde intenso y el azul detenido,con la espiga de oro y los prohibidos frutos de árboles improbables.
Y le dejó que venza, que inunde cuanto soy y cuanto me rodea, porque el ciclo se cumple y es hora de dejarnos acariciar por el sol.

Palabras de amor

«Ellos son dos por error que la noche corrige» E. Galeano

«Paraules d’amor senzilles y tendres…» J.M. Serrat

A todos los que, por una u otra razón, han dejado en el hueco de mis manos hermosas palabras…

Las palabras de amor, como tristes migajas, se le cayeron de sus manos abiertas, mientras ella, siempre atenta, las recogía con tacto trémulo.
Buscaron el deseo a tientas por sus cuerpos, atraparon la luz por las rendijas y persiguieron sus besos como palomas ciegas.
Rieron sin pudor, doblaron las esquinas, afrontaron las dudas, arrugaron las sábanas, mancharon los manteles… Y con cada café de la mañana, las palabras sabían dulces y amargas (aciertos, errores, despistes, franquezas…).
Poco a poco aprendieron que, en el juego de ser dos en busca de uno sólo, no todas las palabras son palabras de amor… Pero que, aun así, merecía la pena detenerse a escucharlas.

Pasar página (III)

Fueron tiempos convulsos, en los que convivieron la ilusión y la rabia, la esperanza y el miedo, la cólera y la entrega, el Cierzo y el Mistral.
Luego llegó la guerra, que todo lo permite, y la supervivencia se impuso a la cordura.
Después, sobre tierra quemada y muertes incontables, por fin llegó la paz… la de los cementerios, la de la venganza, la de la impunidad, la delación y el miedo. Perder no era una opción, era una pesadilla. Someterse, callar, aprender a pasar desapercibido. No significarse: esa era la clave. Que nadie te vea, que nadie te escuche, que nadie repare en ti. Aquella era su España y en ella, no cabían los disidentes. Formar parte de la resistencia clandestina a la dictadura era una heroicidad que, hoy en día, no alcanzamos a comprender.

Una parte de mí hubiera preferido que  mis abuelos no hubieran formado parte de ella, que se hubieran mimetizado con el resto, que hubieran luchado por sobrevivir, aunque fuera sin dignidad. Pero nada puede ser cambiado. Esa fue su elección, y yo perdí a mi abuelo, pero aun así entiendo su sacrificio, su entrega, su decisión. Creer que otro mundo es posible, y que la justicia y el derecho le pertenecen a todos por igual, era motivo suficiente para entregar la vida y la libertad. Y así lo hizo…

Yo, desde mi presente, le otorgo mi palabra y dejó aquí mi testimonio, para que perdure y quede constancia. En lo que a mí respecta, abuelo, nada fue en vano.

Pasar página (II)

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Hace ya mucho tiempo, me propuse regalarles a los míos lo que la historia les había negado: la voz y la memoria.No dejaría que el silencio y el olvido ganarán la partida.
Habrá quien piense que llevo una pesada carga, pero no podría estar más equivocado. Los recuerdos de familia son el más preciado legado que alguien puede recibir. Su historia es mi historia, y mi voz es la voz amurallada de los míos. Me siento unida a ellos por un cordón umbilical de amor y de recuerdos, y así, los llevo siempre conmigo. Porque soy a la vez madre, hija, nieta y bisnieta… Y el amor que me dieron no se marchó con ellos, vive en mí y vivirá en los que yo amo («serán cenizas mas tendrán sentido/polvo serán más polvo enamorado)