«(…)Acepto mi contrato con la vida,
los términos son siempre irrevocables:
yo respiro, habito entre mis límites,
me resguardo, si puedo, en las tormentas,
doy amor, lo recibo, me equivoco,
pido perdón, perdono,
y contemplo ,cuando se van las nieves,
los cerezos en flor…»
Marisa Peña
En estos últimos días de este año nefasto no paro de pensar en los puentes rotos y en los silencios insalvables; en las largas listas de agravios que no sirven para hacernos mejores pero nos envuelven como una telaraña; en el orgullo que es como el viento del norte, frío e implacable,y nos aleja de los que un día amamos; en la de veces que dejamos que todo pase para no seguir sufriendo; en la estrategia del avestruz,que es fácil de seguir pero no soluciona los problemas.Así que, para este nuevo año, para este nuevo tiempo que nos toca vivir, pido sólo la fortaleza y el valor para reconocer mis errores y aceptar los errores ajenos. Y reivindico el derecho de todos a ser amables, aún a riesgo de ser pesados… A reír, a llorar, a hacer incluso el ridículo. A equivocarnos, a pedir perdón, a ser perdonados, y a perdonar, si hace falta. Porque ninguna afrenta es en el fondo tan importante, sólo la muerte no tiene solución y, cuando venga, “tendrá tus ojos”y ya será demasiado tarde.