Crear…

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Una obra de arte es buena si está hecha de una necesidad.

Es este origen mismo el que decide; no existe otro criterio….

Descended en vosotros, escrutad las profundidades de donde fluye vuestra vida.

En su fuente encontraréis la respuesta a esta pregunta:

¿Debo verdaderamente crear?

Aquel que crea debe llegar a ser por sí mismo un Universo,

encontrar por sí mismo y en la naturaleza lo que precisa.


R. M. RILKE – CARTAS A UN JOVEN POETA

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Dudo, luego pienso, dudo, luego existo, dudo, luego escribo...»Escribir es dudar y tantear. Andar a ciegas, palpando las palabras, mientras se camina por este camino extrañamente trazado que es la lengua. Tropezando muchas veces. Admitiendo las influencias de los otros, el estilo de los grandes autores. A fuerza de oscuridad y tropiezos se consigue, a veces, una voz propia de escritura. Después de mucho imitar las altas voces literarias surge ese acento particular de la escritura. El temblor personal de la propia mirada literaria»,sabias palabras las de Nuria Amat. Cuando miro el panorama literario actual siento ganas de llorar, y no por mi situación personal que carece de toda importancia, relevancia o interés, sino por todo aquello que rodea a la literatura y que no es literatura al fin, no es nada, sólo vanagloria y falsedad. Lo cierto es que desde que empecé a escribir no paro de dudar, de ver fallos, de sentirme insegura y pequeña, inmensamente pequeña, infinitamente pequeña y torpe, en este ancho mar de la literatura que no sé por qué me empeño en navegar. Seguramente la culpa es mía por no ser más que una diletante que se acerca al hecho literario desde el máximo respeto, y la máxima humildad, y el máximo fervor de oficiante enamorada de las palabras. ¿Debo verdaderamente crear?¿Soy por mí misma un universo propio?¿Encuentro en mí misma y por mí misma lo que necesito? Creo que me faltan cosas fundamentales: ambición, ego, tal vez incluso talento… Mi abuela me enseñó que es preferible el coraje a la ambición. Miro a mi alrededor y veo poco talento, pero mucha ambición y egos gigantescos y voraces.Cuando también hay talento ¿el éxito está asegurado? No lo sé… a lo mejor. Lo único que sé es que no soporto esta feria de las vanidades, este mercado de los versos, esta cadena de favores, este tener que estar para poder ser. Mentiría si no dijera que me gusta recitar, compartir versos propios y ajenos, participar en proyectos cuya protagonista es la poesía, sopesar los afectos, estrechar los lazos que merecen la pena, atar nudos sencillos con personas que me llenan de luz y de entereza.Pero lo demás me sobra…
Aunque son tiempos «sombríos» y convulsos y lo mismo parece dar una cosa que otra, (con tal de que la prensa o las redes sociales se hagan eco), me consuelo pensando que la poesía me acompaña siempre y que sé distinguir el grano de la paja, otra cosa es que me lo guarde para mí porque, entre mis muchos defectos, está este inevitable desafecto por cualquier gesto que lleve hacia la descortesía o el enfrentamiento absurdo y grotesco que nada me aporta. Podría llenar mi espacio de críticas feroces a todo lo que circula por ahí (incluso publicado y rubricado) pero no es poesía por mucho que se empeñen.Podría aplicar mi ciencia filológica llena de lógica y amor por la lengua y la literatura ( de ahí el «étimo»)…Podría, claro que podría, pero no lo haré.
Tengo a mis poetas de cabecera, ellos me reconfortan, ellos y algunos buenos poetas (que haberlos los hay) que he tenido la suerte de encontrarme por el camino. Reconozco que esto de escribir y escribir no es más que un desvarío. Así que, como diría Miguel Hernández, «voy, de mi corazón a mis asuntos» , y cuando me encuentro con la poesía, con su bendito extrañamiento, entonces la sonrío, y la invito a entrar.

Rebelión en las aulas: el derecho a protestar.

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«Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos» B.Bretch

Como docente que soy, verdaderamente vivo en tiempos sombríos. Ojalá los padres y todos los ciudadanos que creen en la necesidad de los servicios públicos dejen de criminalizarnos, porque para la gran mayoría del profesorado enseñar es una vocación, una apuesta por el futuro de las generaciones venideras, que nos llena de orgullo y de satisfacciones, y por cuya dignidad merece la pena luchar.Los que hablan tan mal de los docentes, desde el odio, la rabia, la envidia y la difamación, han debido tener una pésima experiencia, lo lamento de verdad.
Aunque muchos se empeñen en defender lo contrario, los profesores sí estamos argumentando, explicando e informando.Y los recortes existen, porque ocho profesores menos por centro es recortar,y hacer de lo que era una excepción una generalidad (dar afines, no tener horas para extraescolares, ni para biblioteca,ni para guardias…) es recortar. Todavía hay gente que cree que hacemos huelga porque nos aumentan dos horas lectivas…pues si son tan zafios e ignorantes se merecen la educación que les quieren poner…¿a sus hijos, o a los hijos de los demás? Yo me quedo con los que han entendido, y saben las verdaderas razones.
Y por si alguien duda de que este descontento no está manipulado por ningún sindicato y nace directamente de razones objetivas y es perfectamente legítimo,no una rabieta de consentidos privilegiados, aquí dejo el comunicado emitido por la asociación de directores de la Comunidad de Madrid, todos ellos de diferentes ideologías movidos por un interés común: la educación pública y el buen funcionamiento de los centros. Los centros escolares no son oficinas, ni fábricas, ni grandes almacenes, y no puede aplicarse a su organización la mentalidad mercantilista ni los principios que mueven la gestión de empresas. El derecho a reaccionar cuando algo es inaceptable es incuestionable. ¿Que deberíamos haber reaccionado antes? Seguramente…Pero las revueltas no piden fecha ni hora en el calendario de la historia, ocurren cuando diferentes malestares concurren en un único punto y todo estalla. Este comunicado lo explica perfectamente y quien no quiera entender que no entienda. Que hay otros peor no es argumento: siempre habrá quien esté peor, pero no por ello debemos renunciar a reivindicar nuestros derechos. Que haya «x» millones de parados (una cifra siempre injusta ,siempre vergonzosa, siempre trágica en cada historia que encierra) no es razón para degradar los trabajos y aguantar cualquier condición con tal de mantenerlo. No vale todo, la dignidad y los derechos no pueden ser pisoteados con la excusa de la crisis y la austeridad.
Los que trabajamos en ella sabemos que la escuela pública tiene muchos retos que cumplir y mucho que mejorar, y algunos trabajamos para cumplirlos; pero también sabemos que con recortes de personal y de inversión no se facilita esta tarea. El debate sobre la educación debe abrirse ya y no cerrarse en falso; los profesionales estamos convencidos de que, si no se cuenta con nuestra opinión y nuestra experiencia, y no se valoran nuestras sugerencias ni se aceptan nuestras peticiones, la batalla está perdida y los grandes perdedores no somos nosotros, son los estudiantes que, por diferentes razones, optan por la pública para su formación. Vivir en sociedad precisa de un valor llamado solidaridad, y la justicia social nunca se conseguirá sin las prestaciones sociales básicas entre las que se encuentra la educación. El individualismo y el deseo de enriquecimiento personal como objetivo vital y muestra del éxito es la opción que mantienen muchos ciudadanos, esos mismos que consideran que la inversión pública es un gasto inútil e innecesario; pero olvidan que no están solos, y que sólo se sostienen porque otros, de momento, aguantan sin moverse el frágil castillo de naipes de esta economía basada en la desigualdad y el consumismo sin tregua. El descontento de los pueblos no es algo baladí, y se fragua lentamente… pero su estallido puede ser inmediato y de consecuencias imprevisibles. Protestar, pedir explicaciones, exigir que se nos escuche y se nos respete es un derecho que todos los ciudadanos deberíamos exigir siempre.Los profesores de la Comunidad de Madrid estamos ejerciendo ese derecho democrático que muchos de nuestros políticos se empeñan en no reconocer. De momento, y hasta que nos dejen (pues han empezado las amenazas, las coacciones y los expedientes)lo seguiremos haciendo. Le pese a quien le pese.