Diario de una convaleciente:La respiración.

Aprender a valorar el hecho aparentemente insignificante de respirar es un absoluto descubrimiento inesperado. Espirar, inspirar… y ser plenamente consciente de ello.Hacer de una insignificante cotidianidad que nos pasa desapercibida un rito y un lujo.Sentir el sol sobre tu rostro y el acompasado ritmo de tu respiración. Disfrutar del milagro de oxigenar tu propio cuerpo con tan sólo una ligera fatiga residual es ,sin duda, un regalo. Lentitud, esa es la palabra clave. Y dar gracias a la vida por dejarme respirar.

Un año para no olvidar

Ya se acaba el año que nos enfrentó a la verdad y nos recordó el valor de la resistencia y la solidaridad. El año en que los infames fueron más infames y los generosos más generosos.  El año en que mi hija salió al campo de batalla y los restos de su adolescencia se hicieron añicos contando pacientes muertos. El año en que no pudimos velar a nuestros muertos. El año en que comprendí a mi abuela y a su generaciòn de resistentes improvisados.Un año para no olvidar. Yo al menos no podré hacerlo.

Mi angel blanco en su centro de Salud con sus compañeras. Abril de 2020.