Miro a mi alrededor:
sólo flores muertas flotando en el barro.
Teléfonos mudos, buzones vacíos, silencios de humo…

No hay palabras, ni amores, ni amigos…
Nada llena el vacío insondable, profundo,inescrutable
de mi corazón deshabitado.

Grito, chillo, aúllo
en la noche insomne de mis pesadillas.
Pido
lo que no me puede ser dado.
Busco
donde no puede ser hallado.

No encuentro la paz de los remansos,
y sólo las aguas turbulentas
me saludan,
cuando paso junto a ellas,
huyendo de los desiertos calcinados.

2 opiniones en “”

  1. Todos en algun momento vamos «a tientas» por la vida.
    «Se retrocede con seguridad
    pero se avanza a tientas
    uno adelanta manos como un ciego
    ciego imprudente por añadidura
    pero lo absurdo es que no es ciego
    y distingue el relámpago la lluvia
    los rostros insepultos la ceniza
    la sonrisa del necio las afrentas
    un barrunto de pena en el espejo
    la baranda oxidada con sus pájaros
    la opaca incertidumbre de los otros
    enfrentada a la propia incertidumbre
    se avanza a tientas / lentamente
    por lo común a contramano
    de los convictos y confesos
    en búsqueda tal vez
    de amores residuales
    que sirvan de consuelo y recompensa
    o iluminen un pozo de nostalgias
    se avanza a tientas / vacilante
    no importan la distancia ni el horario
    ni que el futuro sea una vislumbre
    o una pasión deshabitada
    a tientas hasta que una noche
    se queda uno sin cómplices ni tacto
    y a ciegas otra vez y para siempre
    se introduce en un túnel o destino
    que no se sabe dónde acaba.»
    Mario Benedetti

  2. A veces la oscuridad se empeña en acompañarnos aunque no la hayamos invitado. A veces no hay consuelo, ni recompensa… Sólo nostalgia de «la vida buena» que decía Machado.

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