Mujeres en las ventanas

«Pocos han reparado en la significación que la ventanera tuvo entonces y ha tenido
siempre para la mujer recluida en el hogar, condenada a la pasividad y a la rutina.
¿Quién puede, sin embargo, ni ha podido nunca negarle a la mujer el consuelo de
mirar por la ventana y de sacarle partido a los ensueños y meditaciones que puede
acarrearle esta tregua en las tareas que tantas veces siente como agobiantes e
insatisfactorias? La ventana es el punto de referencia de que dispone para soñar
desde dentro el mundo que bulle fuera, es el puente tendido entre las orillas de lo
conocido y lo desconocido, la única brecha por donde puede echar a volar sus ojos,
en busca de otra luz, otros perfiles que no sean los del interior, que contraste con
éstos».(…)
«Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos».

Carmen Martín Gaite, Desde la Ventana.

Pienso ahora, desde esta libertad en la que habito, cuántas mujeres soñaron esto de lo que yo ahora gozo: La libertad de ser, de amar, de respirar acaso…
Mujeres que vivieron entre rejas, en claustros, en cocinas, en palacios; que se refugiaron en un mundo propio, en el calor de aquellos hijos que un día se alejarían, en la magia de las fuentes y los ríos, en los ciclos que marcaban estaciones, en el olor a puchero, a mermelada o a ropa limpia tendida al sol.
Mujeres que la historia silenció, que lloraron la pena de no poder ser ellas, que improvisaron su libertad, que se supieron un día dueñas de su destino y de su sombra, dueñas de sus propias decisiones, con derecho a elegir y a equivocarse.
Mujeres caminando , decididas, sin miedos, sin reservas, iguales y distintas. Mujeres de luz, de sombra, de viento, de agua, de humo o de barro; forjadas en las guerras y en las treguas, en las victorias y en las derrotas, en las trincheras y en las cocinas, en la maternidad y en las escuelas, en los hospitales y en las fábricas, en las oficinas y en los campos arados, entre libros o entre fogones.
Mujeres que se buscaron y se encontraron en sus propias contradicciones; que recorrieron un sendero difícil para poder ser y vivir sin renunciar a nada. Mujeres que son madres, esposas, hermanas, amigas, amantes, hijas, abuelas, vecinas, compañeras de viaje o de trabajo. Mujeres nada más, y nada menos…
Porque por mucho que algunos se empeñen en cortar las alas de los pájaros, nunca podrán arrebatarles su voluntad de volar.

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