Para Armando, una fría mañana de diciembre…
Es una fría mañana de diciembre. Llueve en Madrid y la humedad se siente en cada hueso. Pero cuando Marcos Ana nos abre hospitalariamente la puerta de su casa, siento un cálido aliento y pienso que ha llegado por fin la primavera. Escucharlo es un lujo, paladear lentamente sus palabras, su verbo fluido, lúcido, sereno; su profunda humanidad, su cercanía. Habla con la sensatez y la quietud de un hombre sabio pero con la pasión de un joven idealista que no ha perdido el rumbo, mirando siempre al sur y a la utopía… Sabe bien dónde va pero, sobre todo, sabe muy bien de dónde viene. No mira al pasado con rencor ni con ira, sino con una temblorosa emoción. Y mira al futuro, tiene fe en el futuro, en los jóvenes, en la vida que se abre paso, en los árboles que brotarán y crecerán de las semillas que él y otros como él, plantaron con esfuerzo y con esperanza, esperanza en un mundo mejor que aquel que les tocó vivir.
Nos dejamos llevar por su conversación amena, interesante, distendida, plena de contenido y continente; desnuda de retórica y de engolada pedantería. Y al final un abrazo, fuerte, sincero, sentido.Y abrazándolo a él nos hemos reencontrado y abrazado dos generaciones. Abrazándolo a él he abrazado a mi abuelo, le he dado aquel abrazo que nunca pude darle, le he sentido llegar desde muy lejos para hacerme saber que ha merecido la pena, que su lucha no fue completamente en vano, que no perdió la juventud, la vida y la alegría por una absurda e imposible quimera de justicia y libertad.
Gracias Marcos, gracias abuelo, gracias a todos aquellos hombres que, con su fraternidad y su inquebrantable voluntad nos legaron un ejemplo y un báculo en el que apoyarnos cuando todo parece desmoronarse.
Escuchar entrevista con Marcos Ana para el programa Olvida tu equipaje.
Entrañable y admirable, Marisa.
Un abrazo.
Que grande esto, que grande todo lo que significa.Que facil me desahogo con tus palabras, eres un amor. Un beso enorme Marisa, que tengas una feliz navidad
Se muy bien lo que has sentido, y al leerlo no he podido emocionarme. Gracias por compartir tu relato. Con tu permiso algún dÃa me gustaria publicarlo en mi Rincón. Un abrazo y felices fiestas.