Cada vez que se acercan estas fechas pienso que ya debo prepararme para despedir un año, para recibir al invierno desde la reflexión y la belleza. Cualquier ser humano puede dejarse seducir por ese calorcillo dulce y suave que produce la nostalgia.Sé que son tiempos convulsos y que no estamos para muchas fiestas, y que cierta indiferencia, incluso cierta aversión , puede empujar a muchos a renegar completamente de ellas, pero no es mi caso. Yo celebro estas fiestas con ilusión infantil, y procuro, que la hipocresía, el consumismo salvaje y la caridad mal entendida se queden fuera de mi navidad. Porque éste es un tiempo de ternura y nostalgia que no le pertenece a nadie y nos pertenece a todos. Porque recibir y ser recibido, acoger y ser acogido, perdonar y ser perdonado, va más allá de creer o no en un dios determinado, o profesar una religión determinada, o defender un modelo político y económico determinado.
Así que os dejo este pequeño presente, este montaje de música y palabras con mi último poema, y mis deseos profundos y sinceros de que la esperanza,la justicia, la alegría y el coraje sean los pilares sobre los que construyamos un mundo del que todos, queramos o no, formamos parte.
PD. Volved al principio de la entrada, poned los altavoces y dad al botón de inicio. Espero que os guste.