Antes de tomarme unos días de descanso, rodeada de maletas, sofocos estivales, niños en pie de guerra y cierta angustia provocada por el caos de los preparativos en familia , he decidido subir en formato virtual una selección de los versos que he ido enredando en este blog.
No hay en ello más intención que la de compartir mis palabras con aquellos que siempre confiaron en mí y con los que, en diferentes momentos , han apoyado mis proyectos.
Desde que tuve uso de razón ( y eso que soy bastante irracional) he amado la Poesía. Los versos de los grandes poetas ( Machado, Miguel Hernández, Lorca, Quevedo, Lope, Neruda, Vallejo, Salinas, J. R. Jiménez, León Felipe, Angel González…) de los encumbrados y de otros más humildes, han ido configurando mi educación sentimental. Por mi trabajo leo mucha poesía, pero procuro no sólo diseccionarla, sino sentirla y transmitirla como catalizador y canal de las emociones humanas. Intento que mis alumnos se acerquen a la poesía como a un tesoro de sentimientos que palpitan, como a una revelación del enigma final, como a una sibila que les desvelará el porvenir, como a un maestro sabio que guarda el conocimiento y el nombre exacto de todas las cosas, y sobre todo les pido que busquen en ella lo que esconde su propio corazón aletargado.
Toda lectura poética es única en sí misma. Nadie experimenta las mismas sensaciones ante los mismos versos. Cada uno construye su propia versión del poema leído y lo aplica a sus propias vivencias y a su particular sensibilidad. La poesía, como la música, nos transporta a lugares imposibles, a sensaciones sinestésicas, a rincones de nosotros mismos que nunca antes habíamos transitado.
Encontrar el verso perfecto, la palabra precisa, la metáfora sublime, es un don de los dioses que no a todos nos es concedido. Conseguir conmover, mover al otro hasta nuestra propia búsqueda interior para que se conozca un poco más a sí mismo; hacer que alguien haga suyo un verso o un poema y lo lleve con él, prendido en su memoria para siempre, es un privilegio.
Yo a nada grandioso aspiro, tan sólo a ser digna de los que me enseñaron el verdadero valor de la Poesía, y a transmitirlo a los que a mí me toca, en esta eterna cadena de dar y recibir.
Tienes mucha razón, en que la poesÃa nos transporta a rincones personales que no solemos visitar, abre habitaciones que mantenemos cerradas y a oscuras.
Por eso, a veces, duele leer poesÃa, por eso tal vez por eso, a veces dejo de leerla… tal vez.
Y es un placer leerte… ha sido una casualidad dar con este rincón, como dà con el otro que me trajo hasta aquÃ.
Los caminos que nos enlazan son , a veces , misterios casuales o casualidades misteriosas. El caso es que yo también leà tus comentarios y me parecieron muy interesantes… En fin, gracias por varar en este puerto donde siempre serás bien recibido.Un abrazo.