¿Puede el dolor ser algo despreciable, puede acaso encerrarse el sufrimiento humano en un absurdo traje de contención estética?
Yo grito, y no me importa si es o no conveniente o si rompe los cánones o si es inoportuno… Grito porque los hombres también gritan, porque las madres gritan, porque gritan los niños; porque el mundo es un grito inabarcable, un grito que nos llega de los siglos pasados, de todas las historias de la Historia, de todos los olvidos y de todas las páginas borradas.
No puedo serenarme ante aquello que veo, que intuyo, que recuerdo. Llevo el dolor del mundo en mis manos vacías, escucho los lamentos de voces que me llaman y me siento una más entre esa humanidad que reclama justicia.
«El hombre es un heredero no un mero descendiente» y por eso recogemos la semilla plantada, y abonamos la tierra que pisaron los que nos precedieron, y dejamos la huella que otros encontrarán… Forma parte del ciclo: estar, haber estado, llegar a estar un día. Bebemos de las aguas en las que otros ya bebieron, y leemos los libros que otros ya leyeron, y utilizamos las palabras que otros ya utilizaron. Nacemos igual, amamos igual, morimos igual.
Y es por eso que, a veces, vienen a mí los gritos de hombres que ya no están, de tiempos que pasaron.
Ante la muerte inesperada,ante el dolor ajeno, ¿qué podemos hacer?
Tal vez muy poco -o nada-. Todo acontece allí, detras de los cristales. Mientras nos deslizamos va cambiando el paisaje. Las guerras, las catástrofes, las penas cotidianas, los valores bursátiles, las crisis…
El hombre sufre, irremediablemente. Es una cruel certeza que la historia confirma: grandezas y miserias; mitos, héroes y dioses; gestas, heroicidades, masacres, catedrales; rayos de luna y sombras. Todo confluye en una misma historia.
Los dioses de la vida, los dioses de la muerte, moldearon del barro su criatura. Tentada por los frutos del árbol de la ciencia, buscando el fuego y la palabra, capaz de ser mezquina o generosa, de entregar su propia vida o arrebatar, sin piedad, vidas ajenas.
Y bien, Ecce homo: ¡creced y multiplicaos!
¿Por qué nos pesa tanto el nombre de los muertos? Si no tuvieran nombre, ni rostro, ni ascendencia… todo sería más fácil si otros no recordaran.
El hombre sufre: es cierto.
Y ese dolor atávico surca el inexorable paso de los siglos como un río sin cauce y sin orillas, desbordándose.
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Me he sentado a recoger los pedazos de mí que han quedado después de la batalla… No sé recomponerlos, y ya ni tan siquiera me queda suficiente aliento para gritar. Mi grito, como tantos, se ha perdido en la inmensa llanura de la nada.
¡Qué lucidez la tuya marisa! ¡Qué consciencia!… ante ello sólo puedo aplaudir hasta que me duelan las manos.
Gracias por exponer estos pensamientos, ¡estos sentimientos!, cada vez que los leo se reconforta mi alma… sé que no estoy solo en mi mirada de las cosas.
Besos.
Gracias amigo, yo también, en algunos momentos, me siento algo sola… En estos tiempos de descreimiento, tan faltos de utopÃas, tan bilaterales uno cree no encontrar su sitio. besos
Ese grito vaticinaba, el horror de las trincheras y de la bomba atomica del siglo XX, sus campos de concentracion y sus guerras.
Un Saludo.
Gracias Edu, por estar siempre…
Querida mÃa:
Sabes que vengo aunque no deje comentarios.Pero cuando intuyo que la tristeza te ronda, no puedo por menos que vencer mi vaguerÃa y mis dificultades con la informática y dejarte mis palabras.
No puedes asustarte, tú has salido de muchos pozos, siempre has encontrado la manera de reconstruirte. sé que la incertidumbre, las dudas, los malos recuerdos son una sombra difÃcil de evitar.
Recuerda «Palabras para Julia»: ya no puedes volver atrás, no digas no puedo más y aquà me quedo.
Siempre habrá quienes sepan apreciar lo que ofreces y lo tomen con gusto. Grita si es lo que necesitas, pero no te rindas.
Besos
Es estremecedor este grito tuyo que es el grito del mundo. No sabes cuánto me identifico con tus palabras, cómo me siento yo también heredera de cuantas cosas buenas y malas han ocurrido antes de que llegáramos al mundo, ese mundo hollado por tantas generaciones de las que somos deudores. Hoy hay demasiado olvido. Voces como la tuya hacen mucho bien, son más que necesarias, imprescindibles. Un abrazo muy fuerte, querida marisa.
Blanca, tienes razón…Pero la incertidumbre, como bien dices viene sin ser llamada y nos envuelve. MentirÃa si no dijera que siento el vértigo de no saber hacia donde me llevan mis pasos y que por mucho que me empeñe en navegar hacia un punto los vientos, a veces, nos llevan por otros derroteros. Un beso
Isabel, qué bien me entiendes…Yo podrÃa no escuchar pero no quiero. No quiero dejar de ser quien soy, aunque duela, aunque sea difÃcil, aunque me sienta sola muchas veces. Lo que siento es parte de mà por más que me pese. Un beso enorme amiga mÃa
Tu grito no se ha perdido, porque no se pierde ningún grito, la nada no existe, como no existe el tiempo, la soledad es una mañana, o una noche, mas no hay fatalidad en el grito, ni en la soledad, tan solo incomprensión.
Sufrimiento, dolor, hay momentos en que nos aniquilan por completo, no comprender los actos de los demás nos puede llevar a la desesperación, a la misma locura, es el estado anterior a la negación de uno mismo, a pensar sobre si no seremos nosotros los que estamos equivocados.
Y si lo que ha saltado por los aires es la base con la que cimentábamos nuestra existencia, entonces todo se convierte en oscuridad, frÃa y dolorosa, y parece que ya no importa nada, ni la misma vida. Y cuan equivocados estamos.
El dolor no es pasajero, tan solo se alivia en los brazos de Morfeo, cuando Morfeo quiere y le da la gana, pues el sr. es caprichoso. Tenemos que aprender a vivir con el dolor, he aquà una irrefutable verdad.
Nadie a quien le importen los demás no sufre, y no creo que valga la pena vivir si no nos implicamos hasta mancharnos. No se puede disfrutar de una vida plena si no tenemos presente la permanente angustia de los que sufren, aunque parezca una contradicción.
Nuestra propia naturaleza une los trozos del rompecabezas que se ha destruido, uno a uno, deteniéndose con precisión en cada uno de sus bordes, uniéndolos con delicadeza, y te hace más sensible aún si cabe, y no olvides que la sensibilidad es lo que hace que no haya murallas infranqueables, que la sensibilidad no es signo de debilidad sino todo lo contrario, es indestructible ante los actos de los hombres.
Tú recogiste el grito de tu abuela, y lo hiciste tuyo, recogiste el de tu bisabuelo el de tu padre, el de tu abuelo, y llevas contigo todos y cada uno de los gritos de los condenados al olvido y la indiferencia.
Esos gritos no se apagaran nunca.
Y hay quien está y estará contigo siempre, gritando o escuchando tus gritos, y no te dejará sola ante los que están todavÃa por llegar.
Todos los besos y todos los abrazos
rafa
Rafa…Recojo tus palabras como lluvia de mayo, de abril, de agosto. Recojo también tus abrazos y me los quedo todos, que en estos tiempos que corren no está una para desaprovechar nada. Gracias, es un alivio saber que no estoy sola…
Querida Marisa,sola nunca,un dÃa escribiste para mi:»disfrutemos de las puertas abiertas y el intercambio de afecto»,me tocarón el corazón…fue un regalo extraordinario.Estoy contigo,pienso en ti.Y como dice Blanca,en el bello poema de Goytisolo,la vida es bella a pesar de los pesares.La vida es bella,y será bella,si decidimos poner la belleza en ella,si decidimos comprometernos y lo hacemos,instante a instante.Quizas ése es el gran reto de nuestra existencia.
Tu siempre amiga incondicional
Querida Marian: no sabes cuánto bien me hacen tus palabras de apoyo. Gracias por aceptar mi afecto y mi amistad sin reservas ni dudas. Aquà siempre me tendrás.Un abrazo muy fuerte y emocionado.
Los que tenemos la suerte de conocerte sabemos que todo te afecta, que todo lo haces tuyo, que te pones siempre en el lugar de los que sufren, que tienes un especial gancho para los que necesitan ayuda, que tu sonrisa aplaca las iras y rompe el hielo, que eres cálida y tierna y que quererte es tan fácil como respirar. Grita porque si te contienes no serás tú.
Un beso guapÃsima.
Dulce Marisa: Un texto conmovedor.
«La vida forma parte de un ciclo, estar, haber estado, llegado a estar un dÃa».
(Siempre apropiándome de tus palabras)
Palabras que me gustarÃa decirlas como tu las dices con sencillez, ternura, fuerza.. con los sentimientos saliendo de dentro, no se si del alma o del corazón.
¡No lo se !
Solo tú las puedes decir asÃ. ¡ SOLO!
Palabras ciertas, sentidas, pensadas, dolidas…
Termino con tu pregunta:
¿Por qué nos pesa tanto el nombre de los muertos?
Solo nos queda gritar sus nombres. ¡ Gritar!
Que suerte poder leerte.
Te quiero.
¿Es esta entrada un lamento? ¿O un consuelo? ¿O ambas cosas? Leerte es una sensación agridulce. Supongo que eso es bueno.
Un fuerte abrazo.
Por cierto tienes un detalle en LTM.
Un saludo.
Fede qué cosas dices… Pero te lo agradezco, porque cuando uno está algo triste ningún halago viene mal. Un beso
Maria Luisa, eres mi ángel protector. Tus palabras destilan ternura y me traen aliento y afecto.
Yo también te quiero guapa.
Ãlvaro, pero qué alegrÃa me has dado. Desde que teconozco me has dado más alegrÃas de las que merezco. Sois estupendos y el detalle que hastenido en tu blog me ha alegrado el dÃa de verdad. Un abrazo muy muy fuerte querido amigo.
Más bien el grito de socorro, que vienen los progres
¿Consuelo o lamento?, no sé muy bien. Pero gritar es un derecho, también una vÃa de escape, una forma de soltar lo que nos oprime.
Un beso,
M
Entrenomadas, yo creo que tiene tanto de consuelo como de lamento, o esa es la impresión que me da al leerlo.
Marisa, tus éxitos también son nuestros.
Un saludo.
Querida amiga, esta vida es un continuo ir y venir de penas y alegrÃas, yo a veces pienso que nadie sufre, ni tiene tantas contrariedades como yo, pero después me paro a meditarlo, escucho a otras personas y todavÃa me entristece más ver que hay gente que sufre más que yo. Mis mayores inquietudes son por mi hijo, y para liberarme de estas opresiones que me aplastan el alma, procuro pensar en positivo, todo termina arreglándose, los malos momentos darán paso a los buenos, sin ninguna duda.
Te deseo, de todo corazón, la mayor felicidad para ti y para todos los tuyos.
Tu copla estará siempre presente en mi blog, me hizo muy feliz
Un beso
Pues no sé qué decirte Diógenes…no sé quienes me dan más miedo si los falsos progres (que más bien me dan risa), o la derechona trasnochada con su cohorte de nostálgicos de las viejas glorias patrias. Yo me quedo con la gente corriente que sufre aunque no sepa de dónde le vienen los golpes.
Un saludo
Marta en eso estoy en el derecho a gritar y a no contenernos…Yo entiendo que haya quien prefiera contar hasta diez o mirar para otro lado. Yo grito y ya está. Pero a veces tengo la sensación de que estoy gritando en medio del desierto, y no es que una tenga ganas de público pero… un beso guapetona.
Gracias Ãlvaro, eres estupendo.
Irene sufrir es normal, pero a veces se hace patológico y asusta.
Supongo que debemos aceptarnos como somos, aunque aprender a sufrir un poquito menos y aferrarse a la esperanza un poquito más no estarÃa mal…Besos enormes, querida amiga.
Esperanza !, cómo me gusta esa palabra !, es que como es verde…ya sabes, me alegra el alma, como la sangre que fluye por sus ramas, que crecen y dibujan preciosas páginas con preciosas palabras que enredan almas que tejen jardines con misteriosos arcos, sombras y cobijos de serenidad y descanso.
Marisa, tú eres futuro, eres mirada adelante, eres árbol con raÃces profundas, fuertes, y frutos y ramas que crecen y expanden proyectos al aire que los hará realidad ante tus ojos, ni siquiera tienes que ser paciente. Eres jardÃn radiante, primavera generosa.
Gritar y gemir y chillar y cantar y vibrar, Marisa…nos vemos el lúnes !!!
Asà será. Nos vemos, corazón.
Marisa, creo que sufres de un exceso de «cordura» porque razones para gritar hay muchas, muchas…. pero los gritos de esta sociedad anestesiada sólo se oyen en el fútbol.
Pienso que el grito que te sale de las entrañas es liberador en muchos sentidos, asà que sigue gritando siempre que lo necesites, el grito desaparece pero queda el eco multiplicado.
Gracias elena, aprecio mucho tus palabras…
No se pierden los gritos, yo, al menos, no lo creo. Si se perdieran, Marisa, ¿estarÃamos aquÃ?, ¿habrÃas escrito tú todo eso? Los gritos, si parecen borrados, no lo están, vuelven siempre en el nuestro. Tú misma lo has dicho. Ahora nos queda escucharlos, escucharnos, y asÃ, tal vez sólo asÃ, consigamos eso que suele llamarse enfáticamente ‘un mundo mejor’.
(Sigo bajando…)
«Me he sentado a recoger los pedazos de mà que han quedado después de la batalla… No sé recomponerlos, y ya ni tan siquiera me queda suficiente aliento para gritar. Mi grito, como tantos, se ha perdido en la inmensa llanura de la nada.»
Qué genial…
Gracias, seas quien seas…Me llega tu voz.Un beso
Hola Marisa, estoy leyendote hacia atras, y me quedo maravillado de tanta fuerza, del dolor que se recicla, y sino se vence, se trashuma. Besos Marisa
Hola, Marisa me encontraba buscando la pintura del grito para hacer un cartel pues soy psicologa y quiero hacerlo con la pintura pues, queria hablar del dolor que unas personas siente cuando necesitan ayuda psicologica y quiero pedirte tu permiso para poner algunas partes de tu poema.