Cuando mis hijos, que todavía habitan en la edad de la inocencia y nada entienden de la crueldad del mundo, me preguntaron un día por qué algunos niños lloraban desconsoladamente detrás de la pantalla de nuestro televisor, tuve que explicarles, no sin cierto temor y con bastante torpeza, que, en algunos lugares, los niños amanecen cada día bajo el rostro terrible de la guerra. Para ello inventé un pequeño cuento al que titulé Donde nacen las nubes. Más tarde, mi querida Ana se acercó a él y realizó estas ilustraciones que han sido para mí un regalo inestimable y sorprendente.
La empatÃa con los que sufren nos hace más humanos, nos acerca al corazón de los que lloran y nos da la oportunidad de acompañarles en su dolor. AsÃ, los ojos de los niños descubren la vida en todos los lugares, por inhóspitos que sean.
«-Usted perdone- le dijo un pez a otro-, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. DÃgame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes sin resultado.
-El Océano- respondió el viejo pez-, es donde estás ahora mismo.
– ¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano,- replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.»
A.de Mello
Gracias, Ana y Marisa por darnos tanta belleza.
He leÃdo el cuento y me ha encantado. Y preciosas las ilustraciones de Ana. Enhorabuena a ambas. Y gracias otra vez.
Un cuento realmente bonito y mas aún si lo has hecho con todo tu cariño para tus hijos. Las ilustraciones de Ana también son muy bonitas. Grasias a las dos y muchos besos. 🙂
Gracias a todos, sois maravillosos.
Gracias a todos por contribuir a iluminar las zonas oscuras de la mediocridad con vuestra creatividad continua y generosa.