Mi interés por recuperar la memoria viene de mucho antes de que yo misma fuera consciente de ello. Mi abuela fue tejiendo un tapiz con sus recuerdos y mi curiosidad, que acabó transformándose en un largo hilo, el hilo de la memoria que enhebra los tristes episodios de aquel tiempo tan duro que le toco vivir. Yo crecí en las rodillas de mi abuela, apegada a sus dichos, a su olor, a su tierna firmeza. Poco a poco me fui identificando y apasionando con aquella generación de perdedores, de luces y sombras, de penas y sacrificios, que nos dio una lección de generosidad y que supo callar para evitar más dolor y regalarnos a sus nietos la juventud que a ellos les fue arrebatada.
Cuando empecé a escribir sobre el tema, a recuperar y editar los versos de mi abuelo, a leer los testimonios de los represaliados, sabía que iba a ser un viaje muy duro, y que, en Itaca, a diferencia de Ulises, sólo me esperaba la tristeza y la derrota. A partir de entonces todo fueron reencuentros, viejos dolores, escondido orgullo, penas compartidas. Me he asomado de nuevo a la profunda sima de ese dolor, a las lágrimas contenidas, a las voces amuralladas, a los corazones heridos. No podemos igualar lo inigualable. Mi abuela siempre decía:» La guerra fue mala hija…Pero después, después vino lo peor…» Pocos años antes de morir recuerdo que me confesó, después de ver una película de nazis cuyo título no recuerdo, su profunda desilusión. «Al final será como si nunca hubiésemos existido, como si nunca nos hubiera pasado nada,como si nuestro dolor nos lo hubiéramos imaginado. Aquí nadie hará nunca una película sobre nosotros…» No recuerdo las palabras exactas pero sí el tono de desolación con que las pronunció, con ese cansancio que dan los años, y las penas… Recuperar la memoria de los míos, dotarles de la voz que nunca tuvieron, contar su pequeña historia, se convirtió para mí en una promesa, en una tarea de restitución y dignidad que tal vez algunos no entiendan. El hecho de haber sido mencionada en El País Semanal entre las diez páginas y personas (exactamente el número nueve) que luchan en la red por recuperar la memoria histórica, es mi particular forma de resarcir a mis abuelos y a todos los que ,como ellos, fueron condenados al silencio, al miedo y a la amnesia.
Si pincháis el enlace podréis ver la noticia en El País: Para no olvidar
Un gran trabajo, Marisa. Merece ser difundido al máximo por todos los que tenemos un mÃnimo de sensibilidad y luchamos contra el olvido, contra la injusticia. Obras como ésta reparan en gran medida lo que la transición, de manera vergonzosa, quiso ocultar a las nuevas generaciones de españoles, los que han nacido en lo que llamamos democracia pero que cada vez se merece menos ese nombre.
No puedo evitar pensar en mi tÃo Antonio Gómez Copero, de apenas 19 años, asesinado por los fascistas en el Carpio de Tajo, en aquellos terribles años, sólo por defender la República. Durante mucho tiempo el miedo y el silencio se apoderó de mi familia. Hace pocos años vi en el Foro por la Memoria un trabajo que recogÃa aquellos sucesos:
http://www.foroporlamemoria.info/documentos/2004/rbes_ag2004.htm
Marisa, gracias por dejarme recordar mientras escucho de fondo la música de vuestro relato.
Un abrazo.
Gracias a ti, que junto con Rafa y Juan me apoyasteis cuando lo hicimos público por primera vez. La verdad siempre se abre paso. Es como un rÃo sin cauces, sólo hay que dejarla fluir. Tiempos tristes, oscuros, pero reales. Quiero que mis hijos, que ahora son muy pequeños sepan la verdad y que no tengan miedo ni vergüenza de decir que su bisabuelo se pudrió en las cárceles franquistas por defender valores como la libertad, el librepensamiento, las instituciones democráticas ( como lo fue la II República), el derecho a una vida digna , la justicia o la equidad.
Siempre digo que mi familia no me enseñó el odio sino la cultura y la palabra como armas eficaces contra la barbarie y la sinrazón. Esta es mi manera de devolverles todo cuanto me legaron : su memoria herida pero viva.
Otro abrazo para ti
Enhorabuena. Tu labor merece ser conocida y reconocida. Siempre habrá quien crea que todo esto no hace falta y que recordar es anclarse en el pasado y abrir rencillas. Pero tú bien sabes que no es asÃ. Que narrar, escribir, mostrar aquellos episodios y dar la palabra a los que les fue negada y cercenada cuarenta años es una tarea maravillosa. Tu abuela fue siempre una mujer de ideas avanzadas pero no por ello dejó de tener amigos que la querÃan y la respetaban aún estando en el bando vencedor. No fueron muchos, también es verdad.Ella tenÃa ese encanto que tú has heredado y ese don de la palabra que nos embelesaba. En fin enhorabuena. Te lo mereces. Ellos también
Blanca, siempre certera a mi corazón… No sé las razones que mueven a otros. Sé las que me mueven a mÃ. No me importan los que piensan que es un absurdo remover a los muertos. Yo sé que abrir las ventanas y dejar salir los miedos, los silencios y las infamias es un acto de reparación para los que ya no están. Mi abuelo murió sin ver publicada su obra en España, sólo en Francia y México, y su experiencia como uno más de una larga lista de hombres y mujeres sacrificados por el loco proyecto fascista que aquà se implantó, merecÃa ser sacada a la luz. «He visto y he creÃdo» decÃa Blas de Otero. Que otros vean, escuchen y luego se den cuenta.
Aunaque mi padre es republicano (fijate si es, que hace poco me enteré que antes cuando yo era pequeña aveces me cantaba la «Internacional», creo que se llama) nunca le habÃa dado importancia a este tema, hasta el curso pasado, que descubrà tu blog y me abriste los ojos a todo eso de la republica (todo lo bueno y lo malo que pasó). Y ahora compredo todo lo que quiere defender mi padre, hasta he descubierto que yo también tuve familia que mataron, como al abuelo de mi padre…
Haces muy bien en recordar todo lo que paso, para que no se olvide, buen trabajo.
Vosotros, que ahora sois muy jóvenes y os estáis formando, tenéis que saber, que leer, que abrir los ojos y mirar el pasado sin miedo, para no repetir los errores y mejorar, en lo posible, el mundo que os dejan las generaciones pasadas. Todos debemos recoger la antorcha y cuidar el fuego para que no se apague, y la mejor forma de mantenerlo vivo es la cultura y el conocimiento.Un beso y sigue leyendo mucho, mucho para que nadie piense por ti jamás. Un beso
Ante todo enhorabuena. Mereces ese reconocimiento porque el amor y la sensibilidad que siempre has demostrado ha calado en muchos que, como tú y los tuyos, sabemos del sabor de la derrota y la humillación.
PD.LLevo toda la semana pensando en proponerte algo sobre Luis Gª Montero, porque en el fondo seguimos pagando los que creemos y defendemos la causa de los vencidos y a aquellas personas que también lo hicieron. Hablamos. Un beso
Gracias Fernando. En realidad mi empeño no cesará porque hay en él mucho de amor y entrega, asà que, aunque no me hubieran mencionado nunca ( pero sà lo han hecho, bieeen!!!) seguirÃa escribiendo sobre el tema de los represaliados. Para mà en realidad no es sino escribir la historia de los mÃos, enhebrar uno a uno los recuerdos, las anécdotas y no olvidar por qué ocurrieron…
PD SÃ estoy pensando en ello no creas…
Quiero expresarte el orgullo que siento de conocer a ese número 9. Me conmovió profundamente volver a recordar a todos esos niños, entre ellos, un hermano de mi padre de tan sólo diez añitos, que no tuvo infancia alguna. Tampoco la tuvo mi padre, porque como bien decÃa tu abuela, lo peor vino después, si es éso es posible. Un excelente trabajo que merecerÃa una atención mucho más especial de lo que el tiempo enolquecido en el que vivimos, nos permite.
Mis palabras se quedan cortas ante la emoción y la admiración que siento ante personas como tú.
Gracias por tu tenacidad y por tu memoria.
Vengo de la página de Luis Spencer y me ha emocionado mucho tu texto, tu dos blogs me encantan. Es de justicia que por fin en este pais se comience a decir la pura verdad, que es lo que no quieren estos que hoy se empeñan en distraer la atención.
Un saludo
Yo también me siento orgulosa de conocer gente como tú,Carmen. Tan generosa, tan sensible. Gracias por seguir compartiendo conmigo lo bueno y lo malo. Mil gracias.
Bienvenido Antonio y muchas gracias por tus palabras. Espero que sigas viniendo a enredarte con mis palabras sienmpre que quieras. Un abrazo.
Quienes niegan el derecho a hijos o nietos a buscar los restos de sus familiares desaparecidos, quienes se irritan porque se reivindique la dignidad de los asesinados en aquellos terribles años, no merecen sino el desprecio. En 1972, es decir mas de 32 años terminada la Guerra Civil, fui detenido por la siniestra brigada polÃtico-social. Mi delito era ser un estudiante antifranquista; todavÃa no habÃa cumplido los 18 años. Estuve incomunicado tres dÃas, en los que fui golpeado durante horas, sin acusación concreta, pero impelido continuamente a autoculparme de ser comunista. Sé que lo mÃo fue una minucia comparado con las brutalidades que se cometieron con otros, pero el recuerdo de aquella injusticia me hace tener siempre presente la necesidad de no olvidar el pasado, de combatir esa amnesia que algunos, desde su mala conciencia o desde su ideologÃa totalitaria, quieren imponernos. No caben excusas: quien niega el derecho a la memoria es cómplice de lo que sucedió. Y lejos de mi ningún afán de venganza, afortunadamente vivimos en democracia, aunque a algunos le pese. Un abrazo y gracias por tus comentarios.
Gracias por tu testimonio. Parece que muchos quieren cerrar los ojos y hacer asà como que no pasó. Hay gente que te dice «pues yo no vivà tan mal» o » eso les pasó a los que estaban metidos en polÃtica…» Cuando escucho esas frases no puedo por menos que indignarme y entristecerme porque aquello que pasó les pasó a todos, a todos los que no apoyaron el levantamiento y asus familiares aunque furan niños o ancianos (y sé de lo que hablo) Gracias a tus palabras la gente recordará que aquella barbarie que acabó con nuestro tÃmido despertar a la cultura y a las libertades civiles y sociales, duró cuarenta años nada más y nada menos… Un fuerte abrazo también para ti y gracias por tus palabras querido Daniel.
Acabo de llegar a casa, encender el ordenador y me he metido inmediatamente en la página Del paÃs. El trabajo de Kalvellido unido a tus textos me ha dejado con la boca abierta.
Enhorabuena, no sólo por ser un trabajo necesario, sobre todo porque es buenÃsimo, de calidad. Hecho con las tripas y el corazón.
Siempre me ha parecido excelente el trabajo de Kalvellido, unirlo a tus textos es una idea soberbia.
Un beso,
Marta
Gracias Marta. Tenemos más cosas juntos. Puedes verlas en la categorÃa rescatando la memoria uno sobre la mujeres y la represión y otro sobre la fosas. Bueno, me alegra que te haya gustado y que , juntos, rcordemos lo que nunca debió haber pasado, pero que ocurrió aunque algunos cierren los ojos y los oÃdos…
Un beso Marta.
Tú me conoces y sabes que no soy persona de Ãdolos ni de héroes…pero en este momento, tal como están las cosas…me parece una pasada que el Juez Baltasar Garzón esté involucrándose en un acto que sà o sà , coincido contigo, hermana, es un acto de reparación.
Que le van a poner problemas…¡ cómo no, como siempre !, pero este hombre es poderoso en todo el sentido de la palabra.
Me siento orgullosa de tÃ, de tu sentido de la libertad, y de tu amistad, que es más que un regalo para mÃ.
GRACIAS TODO EL TIEMPO.
Gracias a tÃ, porque me alentaste cuando todo era cuesta arriba, y dudas, y no encontraba el camino…
Querida Marisa: gracias por tu comentario sobre mi poesÃa «Los niños de la guerra». Me enternece leer lo que escribes y los comentarios que recibes. La guerra, nuestra guerra, fué un horror. Yo nacà en 1934 y, por lo tanto, sólo me quedan unas pequeñas nociones de lo que fué aquello, y que he intentado transcribir en mi poesÃa. Mi padre murió en 1944. Los niños, a la edad de 10 años no éramos tan desrrollados como los de ahiora. Nuestra vida en Madrid fué muy dura. Mi padre era ingeniero y trabajaba en ferrocarriles. Siguió trabajando para el gobierno durante la guerra y, en alguna ocasión, fué delegado por la república a reuniones internacionales. Mis padres nunca me hablaron de la guerra ni me contaron detalles. Mi experiencia fué absolutamente personal. Yo puienso que fué un horror general y que debemos honrar a los que la padecieron.No pienso escribir más sobre esta horrible pesadilla. Espero que los españoles seamos inteligente y no caigamos en ella otra vez. Un abrazo fraternal.