La espera (II)

Palabra, voz exacta
y sin embargo equívoca;
oscura y luminosa;
herida y fuente: espejo;
espejo y resplandor;
resplandor y puñal,
vivo puñal amado,
ya no puñal, sí mano suave: fruto.(…)»
OCTAVIO PAZ

Cada mañana se despertaba temprano para esperar la llegada de las palabras. Se apoyaba en el alféizar de la ventana y se disponía a recibirlas como ellas se merecían.
A veces llegaban muy pronto, volando bajo, y eran palabras amables y dulces, diminutivos de azúcar que se posaban en su pelo para hacerle reir.
Otras veces llegaban desde lo más alto y se precipitaban directamente hacia el rincón más vulnerable de su corazón. Aquellas palabras dejaban un regusto a metal y a sangre seca. Pesaban tanto que aplastaban su pecho, y tenía que hacer grandes esfuerzos para desprenderse de ellas y poder volver a respirar.
Pero algunas veces, por mucho que esperara, no venían las más anheladas: las que traspasaban su dolor como un bálsamo y erizaban su piel hasta hacerle sentir la médula; las que guardaba como un tesoro a buen recaudo para que nadie se las arrebatara; las que, con su belleza y su sonoridad, hacían brillar el sol en pleno invierno y despertaban las flores dormidas como si, con ellas, hubiera llegado la esperada primavera…

28 opiniones en “La espera (II)”

  1. El poder de las palabras es enorme…Nosotros por nuestro trabajo sabemos bien eso de «es que no me sale la palabra». Si a todo el mundo le saliera siempre la palabra precisa y pensara antes de hablar otro gallo cantaría, seguro. Un enorme abrazo.

  2. Querida amiga, las palabras pueden ser bálsamo o puñal. Todo depende de la miel o la hiel que pongamos en ellas. Espero que las mías no hieran nunca a quien no lo merece…
    Un beso guapetona.

  3. ¿Qué sería la vida, el tiempo, el amor sin la spalabras? ¿Qué de todo ello sin la dicha de poder compartir? ¿Cómo conquistar sin palabras? ¿Cómo amar así? ¿Y cómo recordar, olvidar, también?
    Precioso, Marisa. Un abrazo exhausto.

  4. Un haiku:

    «El ruiseñor,
    unos días no viene:
    otros, dos veces»

    (Lo que leí me recordó este poema. No es mío)

    Un beso.

  5. ¡¡Precioso!! Una de las más hermosas prosas poéticas que te he leído. Pedazo de poeta de corazón inmenso….Sigue, sigue, camina con las palabras y derrámalas sobre nuestras esperanzas y nuestras soledades para que podamos sentir la fuerza que nos une a quienes las amamos…Que vuelen tus palabras siempre, Marisa.
    Un beso.

  6. Octavio, no me extraña que estés exhausto:)… Las palabras siempre nos reconfortan y recrean la realidad haciéndola más real, si cabe. Es verdad que sin ellas nada sería lo mismo. Un abrazo enorme.

  7. Mi queridísimo Miguel ángel,me alegra que te guste. Sin palabras me ahogaría.Y mi mayor alegría es compartirlas y saber que llegan a otros rincones y se enredan con otras y forman un hilo de afectos. Gracias por estar aquí. Besos enormes.

  8. La palabra como la libertad, siempre llega, no existe momento tirano que se perpetue en el tiempo. Por la palabra empieza la civilizacion y sin ella, comienza la caverna.
    Muchos Besos, Marisa.

  9. Pues viniendo de ti, admirada poeta y amiga entrañable de palabras compartidas, es todo un halago que guardaré en mi corazón, a buen recaudo.
    Besos muy fuertes, guapetona.

  10. No sé si las palabras son la vida o sólo la ocultan, no sé si nos escondemos bajo las palabras y nuestro mundo, no el real sino el que nos hacemos a nuestra imagen y semejanza, es sólo un mundo de palabras.
    En cualquier caso un bonito texto, quizá porque está construido por palabras.

  11. Paranaufragos acabo de ver tu comentario. Es cierto que las palabras crean por sí mismas un mundo a veces más real que el que nos rodea. Ellas son las que nos permiten aprehender el mundo nombrándolo. Besos

  12. De nuevo me has enredado en tus palabras, esta vez con más motivo. Esas últimas palabras de las que hablas, que tardan en llegar por mucho que las esperes, muchas veces se quedan flotando a nuestro lado sin que las dejemos entrar. Enhorabuena.

  13. Me engancho del tercer párrafo…

    A veces las palabras se hacen enemigas. Buscamos una tregua, un cierto rescate de su crudeza, pero es inútil, ellas se empeñan en un discurso contra nosotros, muchas veces peligrosamente certero, demasiadas veces certero… Un amigo que había leído ‘Les Mots’ de Sartre, solía comentarme que, cuando recordamos, cuando pasamos al análisis del pasado, es inevitable la sinceridad, su palabra no se anda con contemplaciones y nos pone contra las cuerdas, siempre pasa antes del edulcorante, siempre pasa si somos honestos, y cómo duelen, como duelen las palabras que nos explican ayer.

    Marisa, de nuevo un doble placer. El de leerte. Y el del puente que tiendes hacia los sentimientos ajenos.

  14. Lo cierto es que el placer es mutuo… Sartre es uno de esos autores que no0 nos deja indiferentes. Como bien dices nos pone contra las cuerdas y nos obliga a tomar partido a enfrentarnos a nuestras propias contradicciones y angustias.
    Un beso enorme Mertxe. Sigamos tendiendo puentes y cruzándolos.

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