Ayer leí en las noticias que hay una mujer que anda por el mundo repartiendo sus abrazos a multitudes desesperadas, hambrientas de amor. Hombres, mujeres y niños, occidentales bien nutridos educados, guapos, y con sus necesidades más que cubiertas, mendigan desesperados el abrazo de una hija del hambre y la miseria, de una mujer pequeña y morena a la que llaman santa y en la que parecen estar buscando el rito perdido de la diosa madre.
Somos criaturas abandonadas en el mundo en busca de un abrazo cálido, de una palabra de amor. Creemos que haber alcanzado el bienestar material nos exime de toda búsqueda; pero embadurnados en el miedo y sumergidos en la soledad de una sociedad insolidaria y vertiginosa, acostumbrada al objetivo elemental y rápido, somos blanco fácil de la desesperación y la angustia.
Tal vez sólo un abrazo nos salve del abismo, el cobijo de un cuerpo que nos apriete fuerte en medio de la incertidumbre.
Abrazos, abrazos para los que están perdidos en su propio laberinto, para los que tienen frío, para los que sufren sus lutos y sus pérdidas, y, sobre todo, para los que han olvidado cómo abrazar…
No estamos sólos …
«Hoy he sentido el rÃo entero
en mis brazos…Lo he sentido
en mis brazos, trémulo y vivo
como el cuerpo de un hombre verde…
Esta mañana el rÃo ha sido
mÃo: Lo levanté del viejo
cauce…¡Y me lo eché al pecho!
Pesaba el rÃo…Palpitaba
el rÃo adolorido del
desgarramiento…-Fiebre frÃa
del agua…: Me dejó en la boca
un sabor amargo de amor y de muerte…»
DULCE MARÃA LOYNAZ
Desde el abrazo hasta el abrazo. Por todos los abrazos: los ya dados y los que nos quedan por dar y recibir
Me ha gustado mucho esta entreada, k feleiz nos hace un simple abrazo cuando nos sentimos tristes o incluso cuando estamos felices, un abrazo siempre es bien recibido.
MuchÃsimos besos y un «abrazo» muy muy fuerte.
Me alegra que te guste. Yo también te mando a ti un sincero y fuerte abrazo.