Los que conmigo van.

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«yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va…»

Este verso siempre me ha parecido de los más bellos y enigmáticos de nuestra literatura. Tiene múltiples interpretaciones, pero a mí siempre me gustó aquella de que sólo mostramos lo que en realidad somos, el profundo secreto que todos guardamos, a las personas que caminan junto a nosotros, que nos acompañan, que nos aceptan y nos eligen entre la multitud.
Este año tal vez haya dicho mi canción a demasiada gente sin pararme a pensar en las consecuencias. Ha habido de todo, pero los sinsabores y las decepciones se olvidan y son agua que corre, y no debemos dejar que se estanque. El contrapunto lo ponen todos los que han escuchado mi canción y, sin conocerme, se han sentado a mi lado, se han enredado en mis palabras y me han emocionado con las suyas. Han sido muchos los que han unido su voz a la mía y así hemos tendido manos, hemos cruzado puentes, intercambiado versos, prosas y amigos, y multiplicado los afectos.
Si alguien me preguntara si ha merecido la pena abrir esta ventana al exterior, exponerme, mostrarme, dejar mis flancos al descubierto sintiendo como la daga entra directamente al corazón, sin dudarlo un instante contestaría sí, ha merecido la pena. Y aquí dejo mi canción, a la libre disposición de quien quiera detenerse a escucharla.

4 opiniones en “Los que conmigo van.”

  1. Desde las convicciones que compartimos que, por lo que escribes, creo que son muchas, desde mi admiración por lo que escribes (en cuanto a la esencia y en cuanto al estilo), desde todo lo que he aprendido de ti, y por provocar en mí, con lo que escribes, emociones que elevan mi corazón y mi alma, MUCHIIIIIIIIIIIISIMAS GRACIAS.

    Me alegra mucho el haberte encontrado en este medio, tu luz me es muy necesaria y tu compañía me es muy grata en los pasos que voy dando camino de UTOPÍA…

    Un abrazo muy grande.

  2. Gracias por cantarme tu canción. El camino se hace más llevadero escuchando la música de tus palabras. Y por qué no decirte que la daga duele menos cuando en el camino alguien te canta una canción desde dentro, desde la misma daga del suyo.
    Un abrazo compañera de fatigas y canciones.

  3. Gracias a los dos por estar aquí…últimamente estas palabras enredadas se están quedando algo solitarias así que es un placer tener buenos amigos haciéndolas compañía. Abrazos a ambos.

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