Es fácil olvidar para el que no ha sufrido. Es tan fácil decir que los recuerdos duelen, que es mejor apartarlos, esconderlos, cubrirlos de sal, de tierra, de ceniza. Cuando no se ha sufrido es muy fácil decirle al que lo ha hecho que no vale de nada hurgar en el pasado, que lo deje pasar, que olvide, que camine…
Lo difícil es sentarse a la orilla del que sufre y sufrir a su lado un dolor que no nos pertenece; imaginar lo que no se ha vivido. Pensar en un mundo gris que no es el nuestro, en el que reinan el silencio y el miedo, en un invierno largo de hambre y desesperanza; en días que son años, en años que son lustros, en lustros que son décadas.
Es fácil pasar página… sobre todo para los que no tienen cicatrices, ni números grabados, ni muertos en las cunetas, ni familiares desaparecidos, ni hijos arrebatados, ni abuelos que lloraban cada noche, cuando creían que nadie podía escucharlos.
Yo soy de las que cree en la justicia, allá donde sea necesaria, y en el derecho de las vÃctimas a exigirla, siempre.
No sé darle la espalda a los que sufren, ni aquà , ni en cualquier otro lugar, ni en cualquier otro tiempo…
Asà soy.
Querida Marisa:
FÃjate que no habÃa yo paseado por este blog tuyo. Me ha sorprendido. Me he encontrado en él muy bien, plenamente identificado con cuanto dices. Enhorabuena. Me enlazaré a él desde mis blogs para estar atento a tus novedades. Me interesan.
Gracias por tu último comentario.
Ojalá nos veamos pronto.
Un gran abrazo
Admirado enrique, no sabes cuánto significan para mà tu interés y tus palabras. Esta es tu casa.ven siempre que quieras.Un abrazo muy grande
Marisa-
Que razón tienes cuando dices: «Es fácil olvidar para los que no han sufrido» .
Precioso texto, lleno de dolor por lo perdido y que está siempre presente.
Un homenaje sentido a todos los que no están por una cosa u otra.
Te quiero.
Marisa, a mi el mundo me aterra mucho y la tristeza más; a veces se me viene a la cara un gusto de no tener ojos cuando ando los caminos por la ladera donde ningún dios podrÃa o deberÃa existir, o cuando miro el rostro de una madre (como la mÃa) resintiendo la falta de un hijo, pero luego pienso cuán cobarde es enceguecer, tapar el sol con el dedo, como se dice, y afronto el dolor con la letra o el color, pero no sé más y no sé si ayudo en algo, sólo sé que sano un poco y el escuchar a gente como tú me alivia otro pelÃn porque entre tanta violencia es bueno oÃr la voz que clama por la conciencia, la mirada que refleja empatÃa acogiendo al otro en sus manos, eso es hacer mucho. Recuerdo las palabras de Virginia Woolf: «No son las catástrofes, los asesinatos, las muertes, las enfermedades las que nos envejecen y nos matan; es la manera como los demás miran y rÃen y suben las escalinatas del autobús». Asà que ¡alé! Gracias por no ser indiferente.
Es imposible. Es imposible olvidar lo que no se ha llegado a tener, lo que te han arrebatado antes de poder siquiera conseguirlo. Es imposible ver las arrugas en la cara de tu padre y saber que merecÃa haber vivido una vida mejor. Imposible devolverle su infancia, y sus libros, y su hermano de diez años, y su futuro y sus sueños y los sueños de sus padres. Imposible ya, quitarle todo el dolor de sus arrugas.
Besos amiga. Ya sabes que es un lujo contar con tu palabra y tu defensa.
Gracias mi querida maria Luisa, por venir y por sentir conmigo. Te mando un abrazo enorme
Querida Silvia…qué fuerza hay en todo cuanto me dices.Gracias por compartirlo conmigo, por leerme y por valorar mi pequeña aportación a la memoria desde la palabra.Un enorme abrazo
Carmen, desde que decidà contar he recibido muchos apoyos, pero también muchas decepciones.Tú eres uno de mis apoyos incondicionales y eso no podré pagartelo jamás.Un beso grandÃsimo
Querida Marisa, la memoria de los ausentes siempre es una obligación, hay culturas que basan su escala de valores en ella. Pero cuando la ignominia, la crueldad y la injusticia les arrebatan la vida, la memoria se transforma en causa suprema, en militancia. Es grandioso tomar con decisión ese estandarte, con el corazón lleno de voces. Un gran abrazo, amiga y compañera de ruta.