Mañanas de domingo. El olor a café y bollos recién hechos inundándolo todo. Un buen libro, flores recién abiertas, el calor de su cuerpo junto al tuyo, las risas compartidas, las hojas en el pelo… La luz de la mañana es un presagio breve de lo que nos espera.
Son las «pequeñas cosas», los «pequeños placeres»; esos que no son dignos de epopeyas, ni elegías, ni sinfonías, ni liras, ni sonetos. Son las huellas humildes de la vida, las sencillas recetas de lo cotidiano, que, en algunos momentos, nos acercan a la certeza de sabernos vivos, plenos, e incluso necesarios.
Las pequeñas cosas que llegan a hacer grande la existencia.
Es un relato acogedor y entrañable.
Un beso, Marisa.
Gracias irene…Aferrarse a los placeres pequeños nos ayuda a vivir…
Pues yo creo, Marisa, que un buen soneto sà que salÃa con esos ingredientes. Lo mismo me lanzo…
Un abrazo desde mi noche de domingo a tu mañana.
Hola Marisa, el corazon se hace cotidiano y quizas en ello vive feliz, luego sueña y rompe el curso de las cosas.
Un Saludo.
Esas pequeñas cosas a veces no las valoramos lo suficiente y ciertamente tienen un gran valor.
Besos.
Las cosas cotidianas de un domingo por la mañana, tranquilo, sin las prisas laborales diarias: un verdadero placer.
Abrazos.
Muy bonito, Mery, eso es la vida. Yo, por el momento, no puedo disfrutar de esas pequeñas cosas, los churumbeles nos absorben, y me refugio en el blog cuando puedo. Pero al fin y al cabo el blog es también una de esas pequeñas cosas, ¿no?
Y estoy de acuerdo con Romano en que de ahà sale un buen soneto.
Un abrazo.
En «Niebla», de Unamuno, el autor habla de esos pequeños, pero masivos hechos, que envuelven y rellenan la vida de los seres humanos (como en un velo de niebla) para impedir la descarnada visión de la existencia, en su impacto nÃtido, a pelo.
Menos mal.
Un beso, amiga.
Te rebauticé, Marisa; lamento el error. Me reafirmo en la calidad de la entrada. Un beso.
Gracias Juan Antonio.Anda, lánzate a ver qué sale…un beso
SÃ Edu las pequeñas cosas…un beso
Emilio me alegra verte por aquÃ.un besazo
Jose Miguel tú no te preocupes.Es normal confundirse con tanta gente…En fin que tú sabÃas quién era yo, eso me consta.Gracias por alabar mi calidad sabes que eso me importa y me reconforta, que últimamente uno duda…Besos a todos tus peques y a Lola.
pepe sin esos pequeños momentos sin importancia nuestra vida estarÃa vacÃa…Besos enormes querido amigo
Impersonem, sà que tienen valor, pero muicho, mucho…besos
Hola, Marisa: llego hasta ti a partir de una recomendación de Santi (y sus Divagues). Enhorabuena por las publicaciones (veo que unas cuantas) y por lo que nos ofreces aquà en el blog. Sólo he echado un vistacito pero me gusta. Seguro que vuelvo. Si te interesa hoy hablo sobre ropas tendidas al viento (no las de tu libro, sino algunas de mis viajes). Saludos noctámbulos
Marisa: Sabes que tengo una edad como yo digo:
«Ni soy joven ni vieja…»
Recuerdo mañanas o tardes como las que tu describes, cuando el tiempo se paraba y sin maquillaje, ni otros complementos, me decia:
¡ Que guapa estás…!
¡Que plena me sentÃa…!
¡Que pequeños y grandes placeres!
Un abrazo.
Creo que esos pequeños placeres son también objeto literario, al menos desde el momento en que nos hacemos conscientes de ellos, tratamos de reflejarlos en nuestros poemas o textos (como acabas de hacer tú), forman parte de esa cotidianidad que tratamos de recrear en las narraciones… Nada hay en la vida que no sea susceptible de ser contado, querida amiga. Y también de ser vivido con afecto. Un abrazo muy fuerte.
Querida Amelie, gracias por tu visita y tus gratas palabras…espero que sigamos en contacto.
Ay Maria Luisa, esas vivencia sse hacen luego recuerdos necesarios y reconfortantes.son parte de lo que fuimos y somos.un enorme abrazo preciosa…
Es verdad Isabel.Hay quien cree que hay temas o asuntos más literarios que otros pero los pequeños momentos nos atan a la vida.un beso enorme querida amiga
Qué difÃcil resulta en la mayorÃa de las ocasiones descubrir lo maravilloso que tienen las «pequeñas cosas», esas que son aparentemente «insignificantes».
Cómo hemos ido perdiendo ese disfrute que tenÃan «nuestros mayores» de esas cosas, esas precisamente que los hacÃan felices; felices con pocas cosas.
Por eso, tal vez, deberÃamos replantearnos muchas cosas.
Un beso «sencillo», de este que se considera tu «sencillo» amigo.
El encanto de abrir los ojos en un dÃa de fiesta. Creo que hay pocas cosas comparables a esta especie de nirvana doméstico.
Saluditos mediterráneos, hoy muy azules y muy calentitos.
Querido amigo, gracias por acompañarme en la hermosa grandeza de lo cotidiano.un beso enorme
Mertxe, me encanta lo de nirvana doméstico… me lo quedo.Un beso guapa