Asco

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¿Cómo puede ser que algunas personas produzcan en nosotros un terible desasosiego? Basta con oír su nombre, con encontrarnos cualquier indicio de su presencia,con intuirlo siquiera… y el corazón se encoge, extrañamente amenazado. Hay personas que, definitivamente, no deberíamos habernos encontrado nunca, porque su toxicidad se queda impregnada en nosotros y es difícil desprenderse por más que huyamos, nos alejemos, pertrechemos nuestros muros e intentemos olvidarnos de su nociva existencia. Hay personas cuya mala baba acaba salpicándonos por muy lejos que estemos, por muy a salvo que nos creíamos,por mucho tiempo que pase, por muy seguros que estemos de no merecer sus insidias. Hay personas que nos repelen con una fuerza química inexplicable, o tal vez tenga una explicación muy sencilla. El asco no es fácil de reprimir, se instala en la boca del estómago, y, ante ciertas personas, sólo nos queda vomitar.

Noche de TransferenZias

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La gratitud nunca es un exceso. Nunca está de más agradecer a los que, aunque sólo sea por un momento, nos han hecho felices. Yo tengo mucho que agradecer, mucho. Ayer fue uno de esos días en los que agradecer es casi una obligación, una necesidad, un sosiego.
Gracias a Laura Gómez Recas, poeta, amiga, compañera del alma,compañera… por tenerme siempre en cuenta, por valorarme, por nombrarme. Gracias a los poetas Fran Picón, Carlos Bozalongo, Ángel Guinda, Fernando Sabido, Isabel Miguel, Fernando Sarría y Luisa Miñana, que nos trajeron risas, palabras y confidencias. Gracias a los buenos amigos como Ángel Rejas, su mujer Juli, Blanca y Enrique, Antonio Capilla y Raquel, su mujer, Carmen Jiménez, siempre incondicional y maravillosa, a Lagioconda está triste, mi amiga virtual, que ayer pude abrazar en persona, la escritora Juana Vázquez,compañera y amiga, y a tantos que vinieron a escuchar… Y gracias muy especiales y muy sinceras a Miguel Ángel Yusta, que siempre, siempre, me ha hecho recordar las cosas que verdaderamente importan: la fraternidad, la poesía como vehículo de afecto y hermanamiento, no como tribuna de egos o mercado de vanidades.
Ayer, en el primer recital de TransferenZias Madrid-Zaragoza, hubo muy buena poesía, muy buen ambiente, complicidades, descubrimientos, encuentros, reencuentros y abrazos cálidos, de los que te abrigan las junturas del alma. La literatura siempre ha servido para mucho más de lo que muchos creen, y a mí, anoche, me sirvió para una de las cosas que más importan: para ser feliz, para conjurar el miedo y la desesperanza que, aun sin quererlo, a veces nos habita,y para seguir llenando este paisaje de la vida de momentos para recordar.

Mala gente que camina

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A veces, sin saber cómo, ni cuándo, ni por qué, aparece alguien en nuestra tranquila existencia; alguien que arremete contra nosotros con una fuerza tal, que arrasa nuestros cimientos, y sopla y sopla con toda su rabia hasta que consigue hacernos caer.
Con el paso del tiempo nos levantamos (porque no hay mal que cien años dure…), y aunque las heridas necesitan un periodo de cicatrización, todo vuelve a su cauce. Nunca terminamos de comprender qué pasó realmente, qué desató las siete plagas en el corazón desagradecido de quien, aprovechando un flanco desarmado, nos hunde su cuchillo con un placer que no alcanzamos a valorar.
Al principio no somos capaces de asumir la lección, de entender, de aprender… Pero poco a poco vamos comprendiendo. Por más que nos empeñemos hay personas que no nos quieren a su lado y punto; esgrimen su derecho a no formar parte de nuestras vidas y a que nosotros no formemos parte de las suyas, y hacen muy bien, faltaría más; lo malo es que cuando nos queremos dar cuenta el daño ya está hecho, ellos nos odian y utilizan todas sus armas para expulsarnos de su territorio (ese al que nos habíamos acercado atraídos por una falsa luz y una sincera admiración). Nos alejamos heridos, asombrados, aturdidos y desolados. Luego realizamos un camino de vuelta que se nos antoja hostil, y contemplamos los restos de la batalla sumidos en la desesperanza, mientras nuevas puertas y nuevos proyectos se empeñan en consolarnos y nos ayudan a olvidar.
La belleza, a veces, esconde púas y, por otra parte, todo es cuestión de empatía y algo de química, de magia incluso. Si no puede ser no puede ser, y la admiración que alguien nos produce en un determinado momento puede transformarse en desprecio o en desilusión, y es mejor no llegar a eso. El agua y el aceite pueden convivir, pero no es posible fusionarlos por más que uno se esfuerce en batir con energía desperdiciada. Lo único que se consigue es alterar el aceite y sus propiedades, y ensuciar el agua.
Aquel que nos ha hecho daño tiene su lugar en el mundo; la mala gente camina, pero ,desde luego, nosotros también.
——
Hace ahora dos años estuve a punto de cerrar mis blogs y dejar de hacer una de las cosas que más me gratifican:escribir en esta que es mi casa, pero también la de todos los que venís a leer. Fue un momento de debilidad al que llegué por muchos motivos pero nunca olvidaré que la persona que lo instigó y lo propició tiene nombre y apellidos.Como nunca olvidaré que los que me animaron a seguir y me enseñaron a poner las cosas en su sitio también los tienen, y aquí siguen muchos de ellos. No me siento orgullosa de aquel momento de debilidad pero tampoco me avergüenzo de ello. Han pasado muchas cosas en estos dos años, y en los casi tres que llevo aquí, expuesta a la intemperie de la red. El balance es positivo, muy positivo…pero no quiero olvidar que hubo momentos duros, momentos de oscuridad y decepción, que me ayudaron a reforzarme en la idea de que, al final del camino, lo único que cuenta son los afectos, la alegría de los que nos aman y el recuerdo de los que tanto amamos, aunque ya no estén.

Oda a la crítica, de Pablo Neruda

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Yo escribí cinco versos: uno verde,
…otro era un pan redondo,
el tercero una casa levantándose,
el cuarto era un anillo,
el quinto verso era
corto como un relámpago
y al escribirlo
me dejó en la razón su quemadura.

Y bien, los hombres, las mujeres,
vinieron y tomaron
la sencilla materia,
brizna, viento, fulgor, barro, madera
y con tan poca cosa
construyeron
paredes, pisos, sueños,
En una línea de mi poesía
secaron ropa al viento.
Comieron mis palabras,
las guardaron
junto a la cabecera,
vivieron con un verso,
con la luz que salió de mi costado.

Entonces, llegó un crítico mudo
y otro lleno de lenguas,
y otros, otros llegaron
ciegos o llenos de ojos,
elegantes algunos
como claveles con zapatos rojos,
otros estrictamente
vestidos de cadáveres,
algunos partidarios
del rey y su elevada monarquía,
otros se habían
enredado en la frente
de Marx y pataleaban en su barba,
otros eran ingleses,
y entre todos se lanzaron
con dientes y cuchillos,
con diccionarios y
otras armas negras,
con citas respetables,
se lanzaron
a disputar mi pobre poesía
a las sencillas gentes
que la amaban:
y la hicieron embudos,
la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la escupieron con suave
benignidad de gatos,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocieron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole
sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron
un pequeño paquete
que destinaron cuidadosamente
a sus desvanes, a sus cementerios,
luego se retiraron uno a uno
enfurecidos hasta la locura.
Porque no fui bastante
popular para ellos
o impregnados de
dulce menosprecio
por mi ordinaria falta de tinieblas,
se retiraron todos y entonces,
otra vez, junto a mi poesía
volvieron a vivir
mujeres y hombres,
de hicieron fuego,
construyeron casas,
comieron pan,
se repartieron la luz
y en el amor unieron relámpago y anillo.
Y ahora, perdonadme, señores,
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.

Pablo Neruda
—-
La autenticidad es lo que importa… escuchar la voz propia, la que nos diferencia, la que viene de dentro, la que nos reconforta y nos reconcilia con nosotros mismos. Por mucho que creamos no encajar, no tener éxito, no gustar, no estar de moda, no podemos, no debemos, traicionar nuestro propio estilo, esa perfecta conjunción entre lo que queremos expresar y la forma escogida para expresarlo. Siempre habrá quien nos critique, quien nos considere demasiado…o muy poco…o algo… pero no debemos dejar que eso nos afecte (aunque nos afecte, no debemos dejar que venza la duda, o el gusto personal de otro, por mucho que brille en el Parnaso). Siempre habrá quien juzgue, y quien pase de largo y quien desprecie. Pero también habrá alguien que reconozca nuestra voz en medio de otras voces, que disfrute, que paladee, que sienta, que asienta, que se identifique. Somos lo que somos, le pese a quien le pese , incluso aunque nos pese a nosotros mismos. No hay fama que merezca una renuncia tan amarga como la que supone renunciar a lo que consideramos nuestro. Nada hay en el boato, ni en las candilejas, ni las alfombras rojas, que merezca renunciar a los dos versos de Rubén Darío que resumen lo que, para mí, es en verdad la poesía: » (…)y siento como un eco del corazón del mundo/ que penetra y conmueve mi propio corazón».

Apuesto por la copla…

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Me gustan las coplas. Me gusta leerlas, escribirlas, recitarlas, dejarme envolver por el particular ritmo que impone el octosílabo, su musicalidad, su alma. Me gusta su sabor, su textura, los sentimientos y las sensaciones que me despiertan. Me gusta la copla machadiana, la lorquiana, la manriqueña. Me gustan vengan de donde vengan: del sur, del norte, de Andalucía o de Aragón.
Y, para demostrarlo, aquí os dejo con algunas de mis coplas.
Coplas en Los papeles de claudia
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Os aconsejo que os deis una vuelta por el blog Rincón de coplas del escritor aragonés Miguel Ángel Yusta, donde la copla (la de hoy, la de ayer, la de siempre…) es la protagonista.

«Vanitas , vanitatis…» (pequeños logros)

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Aunque hablar de nosotros mismos y nuestros pequeños logros y proyectos es algo que no deja de darme cierto pudor, por lo que tiene de alimento de nuestra siempre hambrienta vanidad, no puedo por menos que alegrarme y hacerme eco de dos noticias, casi tres, que me esperaban en el recibidor de este nuevo año: la participación en Crepusculario (página en la que el poeta Fernando Sarría dedica una semana a la obra poética de un poeta de su elección) durante la semana que ahora entra; la creación del grupo poético Endecasílabo,, del que tengo la suerte de formar parte junto con diez escritores más, y la publicación de la antología poética que lleva su nombre, que verá la luz en marzo.
Sé que lo que en realidad importa es seguir trabajando por y para la poesía, ser honesto y no tenerle miedo a nuestra propia voz, eso y saber dar al César lo que es del César. Por eso estoy inmensamente agradecida a aquéllos que creen que mi poesía merece ser leída o escuchada. Gracias «ex corde» a Fernando Sarría y a Fernando Sabido por contar conmigo, por reconocerme; y gracias a los que sé que venís a leer y, de una forma o de otra, me ayudáis a continuar.
Así que alzo mi copa y brindo, porque la vida a veces nos desborda y otras nos mantiene en dique seco, y no sabemos nunca cuando podremos volver a brindar.

En fin, literatura… Apuntes sobre el hecho literario

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«En fin, literatura…» J. Cortázar.

Los buenos poemas no son nunca de usar y tirar.Se pueden leer y releer muchas veces, y en cada una de ellas nos volvemos a emocionar, a sorprender a inquietar. Una buena pieza literaria, musical, pictórica o cinematográfica no cansa nunca, se regresa a ella tantas veces como se desee o se necesite y en ella, siempre , encontraremos lo que habíamos ido a buscar:la calma, la tristeza, el compromiso, la risa, la nostalgia, el desasosiego, la comprensión, la verdad, el conocimiento, la belleza… Cada autor , y cada obra, tienen su público. Ni siquiera los grandes, los consagrados, se libran de tener detractores. Yo he tenido largas discusiones con compañeros de carrera o de profesión, que, aun siendo filólogos o precisamente por ello, odiaban la POESÍA, o despreciaban a tal o cual poeta o narrador de renombre, o no podían soportar tal o cual obra relevante. La literatura es siempre apasionante, y si no lo es, tal vez no merezca llamarse literatura. Un texto es un entramado de palabras que cobra vida en cada lectura y que sugiere , a cada lector, múltiples significados.En la ambigüedad y la polisemia reside la riqueza de un fruto literario.
——-
La literatura no son sólo palabras bien engarzadas y correctamente seleccionadas ( lo cual también es imprescindible ), por mucho que algunos estructuralistas se hayan empeñado en lo contrario. Un texto literario no es sólo un armazón bien construido, al igual que un hogar no es sólo un perfecto entramado de vigas, tuberías, cimientos y techados. La literatura tiene alma, en ella laten las ideas del autor, su particular forma de relacionarse con el mundo, sus miedos, sus obsesiones, sus filias y sus fobias. Para que un escritor nos conmueva, nos remueva, se quede para siempre con nosotros, viva en nuestra memoria y forme parte de lo que realmente somos, no vale con que escriba bien, con que domine la técnica y conozca los preceptos genéricos o los recursos lingüísticos, tiene que emocionarnos, conmocionarnos, dejar en nosotros una profunda huella. Tiene que despertarnos, que desordenarnos, que dejarnos exhaustos, embriagados, impactados. ¿Comunicación? ¿Conocimiento? ¿Belleza? . La buena literatura es todo eso y mucho más: es la que nos acompaña en nuestra formación y nos enriquece, la que nos acoge en los destierros y nos consuela en la derrotas, la que nos adormece en los insomnios y nos reconforta en los naufragios.

Delated.

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Si fuera tan fácil borrar en la vida como lo es borrar en la red… Un gesto sencillo, una tecla, suprimir, para siempre, sin rastro, sin memoria. Un día estás allí, en la barra lateral de alguien que , no sabes muy bien por qué, te ha escogido, te ha considerado interesante para formar parte de su selecto menú (o de su grupo de invitados… ),y otro día cualquiera, desapareces.Ya no estás allí. Te han borrado y punto.
Es una metáfora perfecta de la vida: cuántas personas llegan a nosotros, acarician nuestras manos, besan nuestro rostro, nos llenan de palabras y de abrazos, nos enseñan, nos marcan, nos hieren, y sin saber cómo ni en qué momento preciso lo hicieron, se marchan para siempre.
En el fondo escribimos para perdurar, para que alguien nos guarde en su memoria, para no morir del todo, para que no se borre quiénes fuimos, cómo interactuamos con el mundo y cuánto fuimos capaces de amar.
Por eso, cuando alguien nos borra sin que medie una razón sabida, un desencuentro o una animadversión claramente manifiesta, nos niega, nos aparta,y por un momento sentimos que nos invade un sentimiento de orfandad y desamparo, y una extraña suerte de desasosiego.
Luego todo se pasa, porque el dolor y el desengaño nunca son para siempre, sólo permanecen sus cicatrices y éstas se van borrando. Y es que la piel, aunque tiene memoria, sabe regenerarse. Todo es cuestión de tiempo. La alegría, la tristeza, el éxito o el fracaso no son más que estaciones de paso. Así que, si alguien nos borra, de su blog o de su vida, otro nos acogerá y nuevos lazos se tejerán en la telaraña de los afectos.
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P.S.
Una de las razones por las que no cierro mis blogs, por mucho que me tienten la tristeza y la desesperanza, es porque en ellos habitan vuestras palabras. Y , para qué negarlo, también las mías…

Un nuevo año

Acaba un nuevo año, un ciclo se termina. El invierno se instala definitivamente, se engalana de fiesta pero no es suficiente. Las cosas que perdimos son irrecuperables, los recuerdos se empeñan en invadirlo todo aunque nos resistamos. Nos engullen las prisas, los compromisos, las luces de neón, los olores penetrantes, los sabores imposibles… Os dejo mi reflexión en forma de montaje audiovisual, y os lo dedico a todos los que me habéis acompañado, incluso a los que me han abandonado, en este año que toca a su fin.
Espero que este nuevo año me permita seguir enredando palabras con vosotros, y que vuestras voces amigas ( las más antiguas y las más recientes, pero no menos necesarias) sigan ahí.

PD. Volved al principio de la entrada, poned los altavoces y dad al botón de inicio. Espero que os guste. La presentación es antigua pero refleja a la perfección todo lo que quiero expresar.

El derecho a la Navidad…

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Hoy quiero reivindicar el derecho de las personas que nos consideramos de izquierdas a disfrutar y celebrar las fiestas de la Navidad, porque forman parte de nuestros recuerdos de la infancia, porque son parte de nuestro patrimonio histórico y porque tienen mucho más de evento costumbrista, familiar y humano que de celebración puramente religiosa (aunque también lo sea y haya quien, cargado de razón, celebre el nacimiento de su dios). A mí me gusta sacar los adornos que hemos ido recopilando año tras años y el belén que heredé de mis padres; oler a turrón y roscón en las pastelerías; contemplar las luces y los escaparates; reunir a los míos alrededor de una mesa puesta con amor y buen gusto para charlar y disfrutar, y recordar a los que ya no están, y hacerlos presentes. Y no lo considero una traición a mis ideas ni considero que sea claudicar al consumismo. Celebrar la Navidad, con todo mi respeto a los cristianos creyentes de verdad, no es sólo un rito religioso, es una necesidad ( tal vez contradictoria) de despedir un año, de recibir al invierno desde la reflexión y la belleza. Cualquier ser humano puede dejarse seducir por ese calorcillo dulce y suave que produce la nostalgia. Este es un tiempo de ternura y nostalgia que no le pertenece a nadie y nos pertenece a todos. Porque recibir y ser recibido, acoger y ser acogido, perdonar y ser perdonado, va más allá de creer o no en un dios determinado, o profesar una religión determinada, o defender un modelo político y económico determinado.
Así que, aceptando mis profundas contradicciones, yo celebro estas fiestas con ilusión infantil, y procuro, que la hipocresía, el consumismo salvaje y la caridad mal entendida se queden fuera de mi navidad. Porque todos tenemos derecho a ser felices como nos venga en gana, y así me lo transmitieron los míos que, siendo reconocidos militantes antifranquistas pertenecientes al movimiento libertario en la clandestinidad, siguieron celebrando su navidad y defendiendo su derecho a ser felices, a pesar de todo… Por ellos, ( aunque ya no con ellos) FELIZ NAVIDAD.